El festejo inicia el sábado anterior al fin de semana de Carnaval, cuando grupos de comparsas llegan a las laderas de los cerros que rodean los pueblos para desenterrar al “diablo”(un pequeño muñeco que imita este personaje y simboliza al sol) que fue enterrado al finalizar el carnaval del año anterior.

Una vez desenterrado se tiran bombas de estruendo y la comparsa comienza a descender a los pueblos, bailando al ritmo de músicas tradicionales como el carnavalito jujeño.

Después de desfilar por las calles de los pueblos, las murgas se reúnen en puntos determinados, denominados “fortín”, donde se arman peñas con música y baile hasta el amanecer. Finalmente el domingo de carnaval la celebración culmina con el entierro del diablo, mientras que las comparsas vuelven a las laderas de los cerros, al mismo lugar donde empezó el festejo. Allí se entierra al muñeco con ofrendas como cigarrillos, hojas de coca, alcohol, y con bombas de estruendo se da por finalizado el carnaval.